Los sticks para perros y gatos son unos palitos realizados con productos cárnicos que se ofrecen al animal como premio por algo que realizan bien o como simple golosina. Los hay de diferentes tipos, algunos incluso con propiedades limpiadoras o fortalecedoras para los dientes.

En el caso de los gatos, se trata generalmente de sticks blandos y muy olorosos, ya que a los mininos les gusta la comida que tenga un olor muy atrayente. Este tipo de sticks son muy apetitosos para los gatos y por eso mismo pueden constituir una buena ayuda para que hagan justo aquello que queremos.

Por ejemplo, ofrecer sticks al gato apoyándolos en la parte alta del rascador obligará al animal a usarlo cada vez que quiera coger un pedacito, haciendo que de este modo se acostumbre al lugar en el que debe de afilar las uñas.

Cuando se trata de que el gato esté en una habitación en concreto y haya que cerrarlo, ya sea para dormir, porque vienen visitas o por cualquier otro motivo, los sticks son una buena manera de convencerlos sin que se enfaden o maullen. Seguramente, tras dárselos varias veces, cuando se le indique al animal que vaya hacia la habitación irá encantado porque sabrá que se le va a dar su premio.

Perros y sticks

Los perros son mucho más golosos que los gatos en el sentido de que comen con ganas prácticamente cualquier cosa. No son tan exigentes en cuanto a las texturas o los olores, pero sí que suelen disfrutar especialmente de aquellos sticks que relojes de imitacion les ofrecen resistencia al morder.

Por eso, los huesos que se fabrican con cartílago y pieles están entre los favoritos de los canes, que sienten una sensación parecida a la de comer un hueso, pero sin los riesgos que conlleva el real debido al astillamiento.

También tienen sticks similares a los de los gatos, especialmente pensados para perros más pequeños para quienes el hueso es duro de roer, nunca mejor dicho. Ellos prefieren este tipo de golosinas, que claro está, pueden ser utilizadas como recompensa.

Aunque a los peludos les encantan los sticks hay que tener mucho cuidado con ellos ya que normalmente tienen un gran valor calórico. Lo mejor es dárselos siempre con moderación y que no formen parte de su dieta diaria, sino que sean algo excepcional, como un pastel para comer en un día especial.